Al leer un comentario del blog, he recordado el inicio de las obras, cuando veía a los vecinos de calle Triguero, dejar sus coches en el inicio de la calle, andando hasta sus casas con bolsas en las zapatillas, para protegerse del barro. Y ¡qué paciencia hemos tenido en la ejecución de las obras! Pero ha merecido la pena, porque a pesar de lo que digan, hoy salgo a pasear con mis hijas en bicicleta, puedo pasear por las aceras y eso no tiene precio.
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